La reflexión es lo único que se puede aportar a aquello sobre lo que ya está todo escrito.
Aquí se habla de toros y de la vida, como en las viejas tabernas.

domingo, 3 de mayo de 2015

¿LIBERTAD DE PRENSA?

Hace 22 años que la ONU proclamaba el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa. Lo hizo a iniciativa de la UNESCO con la idea de propugnar una prensa libre e independiente como derecho fundamental y universal de todos los ciudadanos y profesionales del medio ante la censura de algunos regímenes políticos que, por desgracia, aún gobiernan en muchos países de nuestro planeta, y también ante la censura que ejercen a golpe de fusil esas mafias que, en muchos casos, están detrás de estos gobiernos.

Afortunadamente, en España hace ya 37 años que se reconoció constitucionalmente la libertad de prensa como un derecho fundamental y, en efecto, ya no existe un dictador cargado de galones ni la figura del censurador, ése cuyo trabajo consistía en revisar toda publicación periodística, artística y literaria para darle el visto bueno, ordenar reformarla para amoldarla al gusto del régimen o directamente censurarla.
Aquellas prácticas, además de suponer un flagrante ataque a la libertad de expresión (la cual tampoco era reconocida), dieron lugar a la segregación de periodistas y escritores. Algunos decidieron obedecer las órdenes impuestas adaptándose a la línea que les marcaron, otros siguieron escribiendo con la dignidad -y los cojones- por bandera a sabiendas de que aquello les costaría como mínimo la cárcel, otros se exiliaron a países democráticos desde donde podían seguir haciendo aquello que tanto amaban y otros, directamente tuvieron que dejar de ejercer su profesión.

Yo me pregunto: ¿Realmente han cambiado tanto las cosas?
Quizás la figura de aquel dictador galoneado con censuradores a su cargo haya sido relevada por los patrocinadores y directivos de los propios medios de comunicación que marcan una línea muy señalada a los periodistas, si es que éstos quieren seguir ejerciendo su profesión.
Quizás también la acción de esas mafias que censuran a golpe de fusil en muchos lugares del mundo, sean lo equiparable en nuestro país a empresarios y peces gordos que tratan de callar -si no a golpe de fusil, a golpe de mordaza-  a todo aquel que ose publicar verdades incómodas que puedan perjudicarles.



Echemos un vistazo al periodismo taurino:

Veo muchos portales, revistas y programas de radio o televisión de contenido taurómaco cuya supuesta pretensión es dar información objetiva y veraz al lector, oyente o televidente. Sin embargo, entro a leer, escuchar o ver y rápidamente me doy cuenta de que aquello no es un artículo, crónica o columna de opinión, sino un publirreportaje dedicado a algunos toreros, ganaderos, empresarios o lo que toque, según los intereses del medio.
Esto es lo que hay, letras escritas desde los intereses particulares, desde el ánimo de lucro y de promoción. Letras escritas en muchos casos por "becarios" (juniors o seniors) que lo hacen encantados a cambio de una entrada para los toros, si es de sombra, mejor.

Y como nada ha cambiado tanto, esto también ha hecho que los profesionales del sector se dividan. Como en todos los oficios, periodistas los hay buenos, regulares y malos, pero lo que les diferencia más allá de su calidad literaria y su sapiencia taurina es su dignidad y amor propio (y a su profesión).

Vemos a viejos perros aferrados a su trono desde el cuaternario dirigiendo programas y retransmisiones de televisión y radio, cuyo único mérito es el de seguir esa línea tan marcada dictada por sus jefazos y patrocinadores. Algunos de estos son defendidos por sus simpatizantes con el argumento de que son buenos comunicadores o que saben mucho de toros. Y digo yo, si después de 40 años en esto no saben de toros o no saben comunicar (que algunos hay) es ya para echarles a los leones. No es cuestión de saber o comunicar más o mejor, sino de tener la dignidad de querer dar una información veraz y objetiva de lo que ocurre, de cumplir con el código deontológico de su oficio.
Alguno de ellos, como el director de contenidos taurinos de Telemadrid, no sólo finge tener una absoluta libertad de prensa, sino que la sobrepasa y comete fantasmadas innecesarias como la de pronosticar en plena retransmisión  la gravedad y el tiempo de recuperación de una cornada con el matador aún en la plaza y en pie, como ocurrió ayer. A algunos les parecerá una estupidez pero a mí, personalmente, me parece una barbaridad. Paradójicamente, se trata del mismo señor que en sus redes sociales escribe cosas como "Ay, si yo hablara de algunas cosas sobre X torero de las que además tengo pruebas..." dejándolo todo ahí. Oiga, es usted periodista y su labor es la de informar, así que dígalo o cállese, pero no juegue al "yo sé mucho pero me callo" porque eso sólo denota su sumisión, su falta de profesionalidad y el poco valor que le otorga a la palabra periodismo.

Como decía, también vemos a muchos "becarios" (la mayoría sin edad de serlo) que sin cobrar (o cobrando una ridiculez) escriben crónicas y artículos siguiendo el sagrado guión de su medio. Y esto lo aplico tanto a prensa escrita como a gráfica. Lo peor de todo es que son conscientes del daño que hacen a su profesión y a sus supuestos compañeros que sí tienen la dignidad que a ellos les falta, pero les da igual, todo sea por unas entradas, un pase de callejón, o por hacer "buenos contactos".
Creo que nadie mejor que uno mismo para valorar su trabajo: si lo hace gratis es porque considera que no vale nada, si acepta cobrar poco es porque considera que vale poco y si exige una remuneración digna es porque sabe que hace un trabajo digno y de calidad. Y esto es aplicable a todas las profesiones.

Lo preocupante es ver la situación de los buenos y verdaderos profesionales, los que no están dispuestos a pasar por el angosto y oscuro aro de la exigencia, los que no consienten que nadie les imponga cómo, cuándo y por qué crear, los que saben mucho y saben comunicarlo y que además tienen dignidad y respeto a su profesión, esa que un día eligieron empujados por una verdadera vocación, ya sea escribiendo o ejerciendo el noble arte de la fotografía.
Unos pocos se lo montan por su cuenta -con más sacrificio que recompensa- pero la gran mayoría están en el exilio taurino: algunos escribiendo banales sucesos en periódicos de provincias, otros vendiendo cacharros en una tienda... Eso sí, todo por no vender los bienes más preciados del ser humano: su libertad y su dignidad. Al final, el mayor perjudicado es el aficionado al que se le priva del talento de estos dignos profesionales. Lo que nos estamos perdiendo...

En cambio, hay genios en otras artes a los que sí se les da el beneplácito de la libertad de prensa taurina -con sus buenos emolumentos- habiendo descubierto el toreo hace tres días por su amistad y compadreo con los toreros de moda.
Es el caso de Andrés Calamaro por ejemplo, un genio de la música y un nulo conocedor del mundo del toro. Esta mañana me encuentro una columna taurina suya en la edición digital de el diario El País comentando lo sucedido en el día de ayer en Aguascalientes, donde reaparecía José Tomás. Y lo que leo, básicamente, es cómo se jacta de ser muy amigo de Talavante y Morante y de pasearse por los callejones de medio mundo. ¡Ah! y que "San José Tomás" (así le llama en su artículo) estuvo cumbre. Nada más. Eso es todo lo que se aporta en una página taurina de tan valorado diario. Mientras tanto, los exiliados (que podrían haber aportado infinidad de cosas más a los aficionados y no aficionados) en su casa o en su mal pagado trabajo, alejados del taurineo.

Al hilo del anterior acontecimiento taurino, es indudable que la reaparición -y triunfo- del mejor torero de las últimas dos décadas en la plaza donde estuvo a punto de perder la vida es un hecho reseñable, pero también lo era, y seguramente más, la grandiosa corrida de toros que se vivió ayer en la primera plaza de toros del mundo.
En ella pudimos ver la verdad del toreo, esto es, la gloria y la sangre. Sangre derramada por Ángel Teruel y López Simón. Este último, además, también se llevó la gloria. Dejando a un lado si era o no de justicia su segunda oreja, el diestro madrileño dio una lección de vergüenza torera lidiando a su segundo toro herido de gravedad. Un corbatín atado en el muslo a modo de torniquete y una buena dosis de adrenalina y de cojones fue todo lo que necesitó para hacer algo inalcanzable para cualquier otro mortal que no comparta su sagrada profesión.
La gloria entera (y ojalá eterna) fue para Morenito de Aranda, toreando como mandan los cánones con ambas manos, sentido, maduro, valiente, asentado y entendiendo a la perfección a sus oponentes. Lo que le hizo al 5º de la tarde -cortándole las dos orejas- fue simplemente grandioso. Creo que todos los que lo vimos nos quedaremos por mucho tiempo en nuestra memoria un eterno derechazo sencillamente sobrenatural.

Ayer el coso de Las Ventas fue testigo de una tarde de toros de verdad, de las que hacen afición, de las que hace años que no se veían.
Me pregunto por qué esto no ha tenido prácticamente ninguna repercusión en la prensa generalista mientras la noticia del regreso de José Tomás a tierras hidrocálidas ha salido publicada en todos los medios (cosa de la que me alegro enormemente).
El oropel, la fama y los nombres anunciados en los carteles siguen venciendo a la verdad y la calidad de los espectáculos de cara a la prensa.

Desde aquí felicito por el Día Mundial de la Libertad de Prensa a todos los que de verdad luchan por ejercerla, o lo intentan, o lo intentaron. Pero sobre todo les felicito por su absoluta DIGNIDAD. 

Dijo Rodolfo Walsh: "El periodismo es libre o es una farsa". 
Para reflexionar...

#FuerzaÁngelTeruel
#FuerzaLópezSimón

Alberto CH - @alberto_chps





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