La reflexión es lo único que se puede aportar a aquello sobre lo que ya está todo escrito.
Aquí se habla de toros y de la vida, como en las viejas tabernas.

martes, 30 de diciembre de 2014

CERROJAZO AL 2014

Dejamos atrás otro año y otra temporada taurina, bajo mi punto de vista interesante.

Temporada en la que toreros como Pepe Moral o Paco Ureña consiguen sacar la cabeza y mostrar al mundo su talento y sobre todo sus ganas de que por fin sean conocidos y reconocidos por la afición y tenidos en cuenta por las empresas a la hora de confeccionar sus carteles.
Temporada en la que otros toreros como Paulita o Diego Urdiales (sobre todo este último en la feria de otoño de Madrid) han venido a reafirmarse, a recordarnos quienes son y que están ahí, sobradamente preparados para dar toreo del bueno en cualquier cartel de cualquier gran feria.

Diego Urdiales en Madrid
Foto: Marca.com

Temporada en la que una figura del toreo que responde al nombre de Miguel Ángel Perera ha dado una lección de amor propio y vergüenza torera primero anunciándose y después lidiando y desorejando a un encastado ejemplar de Adolfo Martín para salir en volandas por la puerta de la gloria.

Temporada en la que por fin un incansable guerrero como es Iván Fandiño conseguía su primera puerta grande, la más grande del mundo, en la plaza de Las Ventas (puerta que había rozado demasiadas veces) no sin antes darnos una demostración de arrojo, valentía y absoluta disposición. Una demostración de que allí fue para triunfar y sólo triunfar sin importarle las consecuencias tirándose a matar sin muleta, sólo con su pecho y sus arrestos por delante.

Iván Fandiño matando sin muleta
Secuencia: blog "De España hasta los cantares"

Aquí hay futuro, y en esta ya pasada temporada nos lo han demostrado novilleros como José Garrido o F.J. Espada, matadores noveles como Jesús Duque y jóvenes ganaderos y empresarios como Álvaro Polo.

Éste ya casi caduco 2014 también nos deja momentos desagradables como la terrible cogida de David Mora en la pasada feria de San Isidro, cuando "Deslío" de El Ventorrillo le arrollaba cual tren de mercancías y le arrancaba la femoral mientras, en una valiente declaración de intenciones, el diestro intentaba recibirlo a portagayola.
Así es el toreo y estas son las cosas que nos recuerdan que estos señores vestidos de luces son mucho más que matadores de toros, son TOREROS, son HÉROES.
Aquella tarde fue un ejemplo de ello, ya que como todos recordamos, no sólo Mora fue herido sino que los otros dos diestros que completaban la terna (Jiménez Fortes y Nazaré) también lo fueron y tuvo que suspenderse el festejo.
Seguiremos diciendo con toda nuestra energía eso de #FuerzaDavidMora hasta que el madrileño consiga recuperarse del todo, que por supuesto lo hará (por algo es TORERO) y vuelva a enfundarse en oro para hacer de nuevo el paseíllo.

Terrible cogida de David Mora
Foto: El Mundo

En el terreno ganadero, me quedo con la CASTA y los buenos resultados demostrados por dos ganaderías en las pocas corridas que han lidiado: Pedraza de Yeltes y Baltasar Ibán. 
También me quedo con la regularidad de Victoriano del Río, quien pone de manifiesto que lo suyo es más que una buena racha. No es nada fácil lidiar tantos toros al año y sacar tan buena media.

Este 2014 que se nos va también fue testigo de aquella ardua batalla que libraron (y que siguen librando) los novilleros bogotanos y que consiguió movilizar a toda la afición del mundo primero (al grito de #FuerzaNovilleros) y a los principales toreros después.
Espero que en el año venidero la vida, la afición y los empresarios sepan recompensar su impagable labor por nuestra Fiesta brindándoles oportunidades, como espero que puedan aprovecharlas y cosechar triunfos, se lo merecen quizá más que nadie.

También ha sido un año movido en el tema empresarial. Estos mandamases del toreo (que ni crían toros ni se ponen delante de ellos) vuelven a dar la nota negativa del año con sus nefastas declaraciones que flaco favor hacen a la tauromaquia, eso de lo que se supone que viven.

Mis deseos taurinos para éste 2015 que ya asoma la cabeza son sencillos a la par que complicados: Que veamos una real diversidad de encastes y ganaderías y una necesaria apertura de carteles por parte de las figuras; que Sevilla y su afición sean respetadas por quien gestiona aquel nido de serpientes; corridas de toros retransmitidas por TVE (la televisión de todos los españoles) sin complejos ni pamplinas; más oportunidades para esos toreros que están demostrando su valía y que no se ven recompensados.
Pero sobre todo, mi principal deseo taurino para este nuevo año es la recuperación total y absoluta de David Mora para que toda esa sangre derramada sobre la arena venteña merezca la pena (seguro que así será).

Desde este humilde rincón de reflexiones taurómacas os deseo a todos salud, felicidad, éxito en lo personal y lo profesional y muchas tardes de buen toreo.
Mis mejores deseos para el nuevo año.




Alberto CH - @alberto_chps

miércoles, 17 de diciembre de 2014

DONDE DIJE DIGO...

Hace ya once meses de aquello. Las cinco figuras más importantes del panorama taurino actual (sin contar al que va por libre, por supuesto) lanzaban un contundente y sorprendente comunicado en el cual se negaban a torear en la Real Maestranza de Sevilla mientras ésta estuviera gestionada por la empresa Pagés. Literalmente, decía así:

El presente comunicado representa a los diestros José Antonio Morante de la Puebla, Julián López El Juli, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante. 
Comunican a la afición que no actuarán en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla bajo la contratación de la empresa Pagés. La Junta de Gobierno de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla ya tiene conocimiento de esta difícil decisión y de sus razones, decisión que sólo pretende que esta plaza recupere su identidad y se respete a los toreros y a sus representantes.
Sin otro particular, les saludan atentanmente...

Según explicaron, esta decisión se debía a las continuas faltas de respeto de los representantes de la empresa gestora del sacro coso sevillano hacia ellos desde hacía años (algunos dieron sus motivos particulares en diferentes comunicados), pero la gota que colmó el vaso fueron las declaraciones de Eduardo Canorea pocos días antes, acusando a los toreros de no querer rebajar ni un céntimo sus honorarios, de no ser consecuentes y de no tener los pies en la tierra, a lo que añadió más tarde en el programa "Los toros" de Cadena Ser:
Algunos están en el limbo, otros en la parra, y otros más allá del limbo y de la parra. Y como no bajen al suelo, verán morirse esto. Pero esa no es su preocupación porque ya están ricos. No nos van a hacer falta los antitaurinos.

La rabieta y la soberbia le salió cara a Canorea y su empresa, puesto que la feria de Sevilla de 2014 fue una verdadera ruina económicamente hablando, quedando patente que las figuras son necesarias en Sevilla.
Quizá sea un buen momento para recordar lo que declaraba el mismo Canorea muchas tormentas atrás cuando recibió la herencia de gestionar uno de los templos más sagrados del toreo:

Foto extraída de la cuenta de Twitter de @elviejotaurino


La guerra estaba declarada y aceptada por ambos bandos. Ninguno de los dos parecía estar dispuesto a dar cuartelillo al rival, de momento.
Como era de esperar, esa aparentemente férrea unión entre esas cinco figuras se fue desmenuzando poco a poco. Talavante se fue por su lado, no sin antes dejar claro en su cuenta de Twitter que sus compañeros del G5 (salvo Perera) le habían dado la espalda y no le habían abierto carteles en esta pasada temporada. Manzanares dice que le gustaría que todo se arreglase para poder estar en Sevilla de nuevo. Mientras, Morante exige una disculpa por parte de la empresa para poder estar anunciado en 2015 (aunque todavía no está nada claro).

Vaya, ya parece que con una disculpa vale. Ya no piden la dimisión irrevocable de Pagés como hacían no muchos meses atrás. Ahora exigen un perdón público para que todo vuelva a su cauce. Donde dije digo, digo Diego.

Y como era de esperar, los cuñadísimos así lo hacen. Se disculpan con un comunicado que envían en forma de nota de prensa a los distintos medios:
En relación a los hechos acontecidos la pasada temporada, que impidieron la comparecencia de cinco figuras del toreo en la plaza de toros de Sevilla, la empresa Pagés quiere pedir disculpas a todo aquel que se haya sentido ofendido por nuestras declaraciones.
Estamos convencidos de que la feria de Sevilla necesita de la participación de las principales figuras, como ha sido tradicional en esta plaza que para nosotros es la primera del mundo. La afición y la ciudad de Sevilla se merecen que todos pasemos página y que con buena voluntad y el consenso de todos seamos capaces de ofrecerles lo mejor.

Vaya, de nuevo se cumple aquello de "donde dije digo..." también por parte de la empresa, que no quiere volver a perder la cantidad de euros que perdieron la pasada temporada ni la confianza de sus abonados y público que, dicho sea de paso, llevan demasiados años soportando precios realmente elevados a cambio de una gestión que simplemente se basa en la confección de unos carteles previsibles muy poco tiempo antes del comienzo de la feria y dar una información prácticamente nula a la afición. Así trabaja Pagés (como muchos otros, pero esos muchos otros no son Sevilla, santo y seña del toreo).

Disculpas que suenan a puro trámite, como aquellas que pidió nuestro Rey nada más salir del hospital tras romperse la cadera cazando elefantes en África con el dinero de todos nosotros, sufridores de una cruel crisis que no hemos creado. Pero bueno, no nos desviemos del tema...
Éstas de Pagés, son disculpas que suenan a conveniencia, a "pa ti la perra gorda" pero yo no quiero perder más euros, prestigio y abonados.

En caso de que al final todo quede en un "aquí no ha pasado nada" y todo vuelva a ser como antes, me haría varias preguntas:
¿Qué pasa con todos esos que dieron la cara por las figuras públicamente creyendo en sus razones? ¿Cómo van a quedar ante la opinión pública? Decían los viejos sabios de mi pueblo que pocas cosas hay más desagradecidas que una figura del toreo... Yo nunca quise creerles, esperemos que no lo pongan en evidencia.
Y sobre todo: Al aficionado, el verdadero afectado por todo lo acontecido, ¿quién le pide disculpas? ¿Le importa a alguien, a alguno de estos dos bandos que hace casi un año se enfrascaron en una guerra y que ahora todo apunta a que se acerca la tregua? ¿Nadie escribe comunicados ni toma partido por el que sustenta a figuras y empresa pasando por la taquillla?
En este sentido, recomiendo leer el artículo de Ignacio Sánchez Mejías que enlazo aquí:
¿Y a nosotros quién nos pide perdón?


¿Volveremos a verles en este escenario en 2015?
FOTO: Marca.com

Qué sabio es el refranero español, que en una sola frase es capaz de compactar todo lo que se podría decir en un largo y pesado artículo. Y es que al final, tanto para unos como para otros, donde dije digo, digo Diego.

Postdata: Ya que donde ustedes, figuras y empresa, decían "digo" ahora dicen "Diego", sean dignos y justos y digan Diego Urdiales, pero díganlo en los carteles de 2015 en una corrida digna y dándole la importancia que merece y que se ha ganado a ley, con su muleta y su pecho y verdad por delante, y no con comunicados ni ruedas de prensa.

Alberto CH - @alberto_chps





domingo, 14 de diciembre de 2014

EL TORISMO Y OTROS CUENTOS TAURÓMACOS

“Soy torista” me dices mientras injurias a toros bravos por el simple hecho de no llevar a fuego en su piel uno de los hierros que a ti te gusta ver. Tremenda paradoja.
Me lo cuentas dándote golpes en el pecho mientras prejuzgas corridas que aún no están ni embarcadas y que tan ni siquiera has visto en fotografías.
El torismo es otra cosa.

El verdadero torismo (que afortunadamente existe) es saber apreciar la morfología y comportamiento del toro bravo siempre acorde a su encaste y procedencia. Es no pedir, sino exigir un toro íntegro y con presencia (que no kilos), y una variedad real de encastes y ganaderías en todas las plazas y ante todos los toreros, sean figuras o no.
Es poder valorar una faena basándose en las cualidades del cornúpeta, defectos y virtudes, y la solvencia y actuación del matador frente a éstas.
Ya lo dijo el maestro Chenel con su voz quebrada y su eterno cigarrillo entre los dedos: Para ser un buen aficionado, antes que torerista, hay que ser torista. Sólo así, entendiendo al toro, se será justo con los toreros.
Torismo es acudir al tendido sin prejuicios y con ganas de ver toros embistiendo, dejándose los riñones de apretar en el caballo y entregándose con todo en la franela.
Pero sobre todo, el torista es quien ama y respeta al toro bravo y el que lo proclama como verdadero protagonista del toreo junto a quien se pone con la verdad por delante para sacarle todo lo que lleva dentro.

Esos falsos toristas (por supuesto no generalizo) suelen tener la obsesión de que todos los toreros deben realizar aquello que ellos llaman “cargar la suerte”.
Y en efecto, así es, la pureza del toreo está en poder y someter al de los rizos y a ser posible ligando muletazos con la suerte cargada. El problema es su falsa acepción de este concepto.

¿Se puede cargar la suerte sin adelantar la pierna de salida? por supuesto que sí. “Cargar la suerte” no es sino apoyar el peso del cuerpo sobre esa pierna de salida, esté adelantada o no. Quede claro que esto no lo digo yo, humilde aprendiz de aficionado, sino los toreros y escribas de relevancia de todas las épocas del toreo.
Por supuesto, tiene más mérito echar esa pata adelante ya que se expone ante los pitones de una forma más arriesgada, pero también es mucho más difícil ligar los muletazos desde esa posición y llevarse al toro atrás, lo que se llama torear en redondo.


Morante de la Puebla ejecutando un natural de perfil con la suerte cargada, sin adelantar la pierna de salida pero con el peso del cuerpo sobre ella.
FOTO: El Mundo


 Tampoco hay que confundir adelantar la pierna de salida con atrasar la pierna de entrada, común en algunos toreros. De este modo se atrasa ligeramente la pierna por la que entra el toro y se deja la de salida en prolongación con el resto del cuerpo, y puede parecer que esté con la pata pa’ alante, y no es así.

Diego Urdiales al natural. Retrasa la pierna de entrada y deja la de salida en prolongación al cuerpo. Por supuesto, también está con la suerte cargada, al tener todo el peso del cuerpo gravitando sobre la de salida.
FOTO: Miguel Pérez - Aradros


Muchos de estos falsos puristas defensores de la pata alante  tienen siempre como comodín, como referencia en sus debates, a ese monstruo que marcó un antes y un después en el toreo. Hablo de Joselito (el original, el de principios del siglo XX). Esto supone también una paradoja, puesto que el rey de los toreros aunque en ocasiones toreaba adelantando la pierna, se caracterizaba precisamente por ejecutar el toreo en redondo, abriendo el compás pero de forma lateral o incluso retrasándola ligeramente para darle un mayor recorrido al muletazo y poder ligar con el siguiente con mayor facilidad y limpieza (algo que ya de por sí era muy meritorio con el toro de aquella época). Por supuesto, esto tampoco lo digo yo, sino la enorme cantidad de testimonios, textos y fotografías que podemos encontrar en las hemerotecas.

Joselito ejecutando una verónica a pies juntos de forma lateral.



Un tema verdaderamente preocupante es la falta de variedad de encastes y ganaderías en las plazas de toros.
Aplaudo a los verdaderos toristas, estos sí, que vienen reclamando esta pluralidad desde hace ya muchos años.
Afortunadamente, tenemos una cabaña brava muy diversa y sin embargo no dejamos de ver anunciados en los carteles las mismas ganaderías año tras año. Ganaderías que en su gran mayoría pertenecen a un mismo encaste que está siendo sobreexplotado por petición expresa de los mandamases del toreo. Ganaderías que están degenerando las propias raíces de sus animales buscando fundamentalmente dos cosas: aumentar el tamaño de sus toros, sacándolos así de tipo, para poder torear en las plazas importantes que hoy así lo reclaman de forma absurda (en detrimento de su morfología natural) y un exceso de nobleza y entrega fácil para el “buen desarrollo” de la tauromaquia moderna (en detrimento de la bravura, base fundamental del toro).

Para apaciguar un poco el enfado de los más puristas, siempre tenemos esas pocas ganaderías comodín que sí mantienen la bravura, fiereza y morfología de sus bureles. El problema es que son pocas y siempre las mismas, por lo que siguen sin sumar lo suficiente a esa diversidad real que los aficionados demandamos. Además, los toros de estas pocas ganaderías de encastes minoritarios afortunadas por estar presentes en nuestras plazas, son siempre lidiados por los mismos toreros, relegados a un segundo circuito (aunque esto tampoco es nada nuevo).

¿Dónde quedaron esos tiempos en los que las figuras del toreo lo eran entre otras cosas por matar de todo y demostrar así tal título? ¿Dónde quedaron TOREROS como don Antonio Ordóñez que cuando daba una alternativa solía exigir ser él quien diera la confirmación al mismo torero en Madrid pero con una de Pablo Romero para así darle o no el visto bueno?
Yo no creo que a ninguna figura actual se le haya regalado nada, pero sí que deberían demostrar su condición lidiando todos los encastes que pueblan nuestras dehesas. Algo que en el toreo pretérito era más que una obligación. Algo que deberían hacer no sólo por mantener la biodiversidad de la cabaña brava, sino como acto de amor propio, de figura del toreo y porque nos lo deben a todos los aficionados que pasamos religiosamente por la taquilla.

Entiendo que los tiempos cambian y la tauromaquia no iba a ser menos.
Recuerdo que hace años me llamó mucho la atención un tema que salió a la luz y que puso a temblar a muchas marcas de cacharros tecnológicos.
Hablo de la famosa obsolescencia programada, una técnica industrial basada en fabricar todo tipo de dispositivos y piezas con una fecha de caducidad programada para así asegurarse unos altos ingresos en el servicio técnico de sus empresas y en la renovación de los productos por parte de sus clientes.

A inicios de los ochenta, mi honesto y santo padre pudo comprar con mucho esfuerzo, sacrificio y trabajo un modesto coche nuevo. Se trataba de un Seat 127 Fura 900 CL. Un vehículo cuyas prestaciones hoy nos darían risa pero que sin embargo fue capaz de llevar a los cuatro miembros de mi familia innumerables veces de viaje por aquellas viejas y complicadas carreteras desde tierras castellanas hasta Andalucía. Y Despeñaperros para arriba, Despeñaperros para abajo, nunca dio un solo fallo en las casi dos décadas que estuvo bajo sus mandos.
Eran otros tiempos en los que las cosas se fabricaban para que durasen, para que el cliente estuviera orgulloso de haber gastado su dinero en esa marca concreta. Tiempos en los que cada fabricante mantenía su esencia y buscaban la calidad y la fiabilidad.

Me pregunto si no está ocurriendo esto mismo en algunas casas ganaderas, la obsolescencia de la casta. Que sí, que la casta existe y no es otra cosa que la bravura y la fiereza que corre por la sangre de los animales de lidia.
A todos nos gusta ver un toro viniéndose de lejos, obedeciendo los toques, embistiendo con el hocico abajo queriéndose comer las telas, con recorrido, y con cierto punto de nobleza, pero todo esto carece de sentido, y sobre todo de emoción, con la ausencia de la casta.
Lo peor es que esta obsolescencia parece ser una imposición, una obligación para todo ganadero que pretenda seguir teniendo un negocio mínimamente rentable. Los que no pasan por el aro y prefieren ser fieles a la esencia del toro bravo en general y a la de su encaste en particular, con suerte les tocará lidiar unas pocas corridas en ese mal llamado segundo circuito, mandar muchos de sus toros a las calles, y en el peor de los casos ser carne de matadero hasta su extinción.

Falsos toristas que, algunos por conveniencias particulares y otros por adoctrinamiento, insultan a todo lo que huela a Domecq o a figuras del toreo, están ustedes muy lejos de mejorar nuestra Fiesta.
Verdaderos puristas, tienen todo mi apoyo y agradecimiento por luchar de forma incansable por la vuelta de esa indispensable diversidad, esa imprescindible emoción y el verdadero toreo, ese que se viene cayendo a pedacitos desde hace ya bastante tiempo.
Ganaderos, apuesten por  la clase, la entrega y el aguante de sus animales, pero no se olviden de la casta, la base fundamental de esos animales que ustedes crían.

El éxodo de aficionados de las plazas es un hecho mucho más fehaciente que aquel de los hebreos huyendo de Egipto en el siglo XIII a.C. El problema es que aquí no tenemos un salvador que nos guíe ni una tierra prometida a la que exiliarnos.
A tiempo están de frenarlo, si es que quieren…

Alberto CH - @alberto_chps







viernes, 5 de diciembre de 2014

JOSÉ TOMÁS ¿REALIDAD O MITO?

Pies clavados en el suelo, riñones metidos, postura erguida, tez seria, actitud sosegada e inmutable, sin rectificar un solo centímetro. Sin aspavientos ni desplantes llamativos, dirigiendo a su cuadrilla con una sola mirada. Sin la necesidad de mancharse las rodillas de arena sino la taleguilla de sangre del burel para transmitir esos profundos sentimientos que sólo surgen fruto del verdadero toreo.

¿Qué decir de alguien sobre lo que ya está todo dicho y escrito? ¿Cómo reflexionar sobre algo que evoca más sensaciones que palabras? Difícil…

Tuvo que ser un veinte de agosto de hace ya treinta y nueve años y tres meses cuando vino al mundo un hombre capaz de darle verdadero sentido y significado a la tan denostada palabra TORERO. Un artista con la capacidad de conmover en absoluto silencio y en total soledad, aun estando rodeado de miles de fervientes almas con los cinco sentidos puestos en su efímera pero eterna obra. Pero él, a lo suyo.
Y lo suyo es TOREAR, lo suyo es afligir, causar tanto miedo e inquietud en los tendidos como excelsas e inolvidables emociones. Lo suyo es el triunfo, salir por la gloriosa puerta grande o por la lúgubre cancela de la enfermería. Y es que lo suyo es la VERDAD, sin medias tintas.


Foto: elcorreo.com


Dijo don Juan Belmonte que se torea como se es. Aun a riesgo de ser arrojado a los perros, reconozco que nunca creí en esa frase, pues todos hemos visto a personas non gratas convertirse en grandes toreros y a otras maravillosas incapaces de alcanzar las condiciones necesarias para llegar a ser algo en el mundo del toro. Pienso que el Pasmo de Triana lo dijo como pura y dura autodescripción (él sí toreó como era: valiente, transgresor y auténtico) y no generalizando. Pero éste sí hace honor a esa frase. José Tomás Román Martín, hombre honesto, discreto, sincero y humilde; igual que torea, con la verdad y el pecho por delante cueste lo que cueste.

¿Realidad o mito? 
Yo diría que José Tomás es una realidad, tanto como la exaltación, la conmoción, la pasión, el dolor y hasta el enfado que en mí ha causado muchas veces. Tanto como sus litros de sangre derramados en la arena o sus 7 puertas grandes 7 en la primera plaza del mundo.
Una realidad que todos menos él hemos querido convertir en mito, unos para bien y otros para mal. Pero él, a lo suyo…

Como mito que es, o queremos que sea, crea a su alrededor todo tipo de rumores, historias y patrañas, la mayoría para alimentar el ego de escribientes profesionales, aspirantes a profetas que se ven frustrados ante el silencio y la discreción del Maestro.
Que si estará no sé dónde, que si reaparecerá no sé cuándo, que si matará tal o cual ganadería… Pero él, a lo suyo…

Hay quien le acusa de vivir de las rentas de su ilustre pasado, de exigir demasiadas condiciones, de no medirse a toros duros ni al resto de figuras, de no querer torear en plazas de verdadera relevancia o de negarse a ser televisado. Algunos dicen que lo hace por miedo a que se pongan en evidencia su carencia de técnica y sus errores y caerse así ese mito, esa nube en la que entre todos le hemos subido, pero no olvidemos que él manufacturó con su inconmensurable talento, con su sudor y con su sangre la infinita escalera por la que le impulsamos.
También le recriminan las poquísimas corridas que torea en cada una de las últimas temporadas y todas ellas en esas condiciones tan especiales y cuidadosamente escogidas por él, queriéndole quitar por ello el título de figura del toreo.

Otros profesan una religión de la que él mismo es ateo, el tomasismo. Un dogma basado en una fe ciega que hace invisibles todos los defectos del torero y defendibles todos sus errores. Quienes tienen estas férreas creencias en su dios siempre van al tendido (o al callejón, dependiendo del caso y del nivel de amiguismo o de fama de cada cual) con la predisposición de agitar los pañuelos blancos al viento tras cada faena, sin haberse fijado de forma más o menos objetiva en lo allí acontecido, tan sólo viendo aquello desde un cirro de emoción y belleza. Aunque pensándolo bien, en este aspecto no hay demasiada diferencia con los istas del resto de toreros.

Tratando de ser objetivo, no cabe duda de que José Tomás ha marcado una época en el toreo, ha creado afición, ha movido masas (y lo sigue haciendo), ha sido y es referente de muchos jóvenes aspirantes a vestir ese sagrado y luminiscente traje que tantas tardes ha honrado al enfundárselo.
A día de hoy es el único capaz de llenar las plazas hasta la bandera, de crear infinitas colas de aficionados rodeando los cosos para hacerse con su entrada pasando para ello una noche, o incluso dos, al raso.
Por conseguir, hasta ha conseguido poner el toreo como noticia de relevancia en los medios generalistas que tanto han denostado nuestra afición en los últimos tiempos.

Por todos es sabido que es sobrino nieto de Victorino Martín, el Cateto de Galapagar, ese viejo sabio que creó casi de la nada tan emblemática ganadería y tan prestigioso hierro.  
Pero la afición le viene a José Tomás por parte de su abuelo Ceferino, al que quizá le debamos el haber coincidido en el tiempo con uno de los mayores y mejores toreros de la historia.
En México comenzó todo. Allí se fue a hacerse torero, huyendo del tramposo y nefasto sistema implantado en nuestra piel de toro que le hacía pagar por torear novilladas. Y fue precisamente en la capital del reino azteca donde tomó la alternativa en diciembre de 1995, de manos de Jorge Gutiérrez.
No sé quién tuvo más suerte, si “Mariachi” de Xajay por convertir en matador de toros a un hombre llamado a la gloria y la eternidad, o “Ingrato” de Parladé, último toro en ser indultado por el genio de Galapagar en su gloriosa encerrona en Nimes en la mañana del 16 de septiembre de 2012.


"Ingrato" de Parladé volviendo a chiqueros tras ser indultado por José Tomás.
Foto: semana.com


Todavía hay quien asegura que José Tomás carece de técnica, y que ésta es la causa de sus numerosas volteretas, cornadas y sustos.
Yo no lo creo. Pienso que una de sus mayores virtudes y una de las muchas cosas que le hacen único es supeditar la técnica (que por supuesto la tiene) a la VERDAD, esa que le hace pisar terrenos que sobrepasan los límites de lo comprometido, lo peligroso y a veces hasta lo cabal.
Hasta los trapazos, que también los pega (y muchos), cobran sentido y emocionan en esos terrenos donde el que manda es el toro, en esos terrenos donde se mata o se muere.

Otro de sus sellos de identidad que más valoro es su independencia, esa que le hizo ser pionero en poner en su sitio a los cuñadísimos regentes de la Real Maestranza de Sevilla, pero en silencio, sin comunicados ni ruedas de prensa.
Desde febrero de 2013 cuando decidió prescindir de su autárquico apoderado Salvador Boix, él mismo dirige su carrera con la inestimable ayuda de su hermano Antonio.

He tenido el privilegio de verle torear esta temporada y siendo objetivo y justo, he de decir que no es el mismo José Tomás que cortaba tres o cuatro orejas en Madrid, aunque también debemos entender que los años y las cornadas lastran cada vez más. Pese a no ser quien fue, es innegable que mantiene esa esencia y esa autenticidad que siempre fueron su sello.
Quizá siga mermado físicamente, como algunos aseguran, de la brutal cornada sufrida en Aguascalientes en 2010, quizá esté falto de motivación, quizá ahora tenga otras prioridades en la vida por encima del toreo, o quizá sea un cúmulo de todo ello.

Maestro, toree donde y cuando usted quiera, se ha ganado con creces el privilegio de poder elegir o, mejor dicho, exigir cómo llevar su carrera. Seguirá llenando plazas y formando interminables colas. Seguirá creando afición, ilusión y economía en las ciudades. Seguirá teniendo tanta repercusión y poniendo al toreo en la palestra de esta moderna y superficial sociedad.
Maestro, toree donde y cuando usted quiera, pero toree.


Larga cordobesa ejecutada en Granada (2014)


No se me ocurre mejor forma de acabar esta entrada que con unos versos de mi admirado Manolo Chinato, poeta de la calle y poeta del campo, salmantino de nacimiento y extremeño de corazón, quien sin saberlo escribió sobre la figura del toreo más importante de los últimos veinte años:

Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero
sin miedo a leyes ni a nostalgias
y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo,
con la pura bandera de su raza.


Alberto CH - @alberto_chps











lunes, 24 de noviembre de 2014

TEMPORADA ¿QUÉ?

Grande. Temporada Grande se llama ese mítico ciclo de “corridas de toros” que cada invierno concurren en el coso de Insurgentes.
Y el nombre no está mal puesto del todo: la plaza es grande (inmensa), también lo es la puesta en escena de aquel espectáculo, el nombre de muchas figuras que en él participan, la difusión que se le da a nivel nacional e internacional. Grande es la ilusión de muchos aficionados que pisan los tendidos de La México para presenciar aquello. Pero sobre todo, grandes son los beneficios económicos que esa temporada deja en las arcas de la empresa y en las de muchos de sus toreros actuantes.

Allí todo es grande menos el verdadero protagonista, el que da nombre a esta sagrada Fiesta y ése que es o debería ser el centro de atención de todo buen aficionado que se precie, el toro.
Y no hablo de kilos, ni tan siquiera de tamaño (aunque también podría), hablo de edad, de presencia, de seriedad, de eso que llaman trapío y que tan difícil es encontrar por las plazas de nuestro país hermano. Hablo de integridad, de casta, de bravura, de fuerza, de fondo. Hablo de lo que a todos evoca en nuestra mente cuando se nombra a un toro bravo.

Cada vez que se abre la puerta de chiqueros de la plaza capitalina, no sólo sale un toro (o como ustedes quieran llamar a aquel animal) por lo general excesivamente terciado, cornicorto (o mejor dicho cornicortado), manso y con las fuerzas justas para mantenerse en pie; también sale, o se escapa, afición a chorreones. Afición e ilusión de muchos que fueron a ver una corrida de toros y se encuentran con aquel despropósito.
Salvo pocas excepciones, ya sabemos lo que allí ocurrirá: “toro” distraído de salida, rehuyendo de todo engaño y cuyo paso por el caballo es puro trámite, embistiendo a la franela (con suerte) con lentitud y desgana pavorosas mientras lucha por no doblar las manos.

Algunos me dirán el maldito y manido tópico: es que el toro de México es así. No, así no es el toro de México. Así es el “toro” que empresarios, veedores, toreros y ganaderos deciden sacar a la palestra en el país azteca con el consentimiento de las autoridades y de ese público que, cada vez menos, puebla aquellos tendidos y que en definitiva es quien financia aquella farsa (hagamos un poco de autocrítica y asumamos nuestra parte de responsabilidad).
Es muy difícil torear tan despacio y tiene mucho más mérito del que le dais, me dirán otros. Entiendo la dificultad y el peligro de pegar pases a un bicho que te pasa por los muslos al ralentí, pero no olvidemos que en este caso ese ritmo no lo marca el torero, sino el toro (por su flojeza, principalmente), y a mí no es algo que me emocione ni me cause una sensación de riesgo, factor fundamental para que esto que llamamos “Fiesta de los toros” tenga algún sentido. También respeto a todo aquel que se pone delante, pero oigan, ustedes tienen bagaje, técnica, valor y talento como para ponerse con algo mucho más serio e importante. Tengan también la dignidad de exigirlo.

No sé muy bien en qué momento de la historia aquello pasó de ser la plaza de TOROS más grande del mundo a ser el circo o lugar de celebración de espectáculos banales más grande del planeta.
Me pregunto qué legado dejaron en México toreros como Rodolfo Gaona, Pepe Ortiz, David Liceaga, Fermín Espinosa “Armillita” (el de verdad), Lorenzo Garza, Luis Castro “El Soldado”, Silverio Pérez, Luis Procuna, Alfonso Ramírez “Calesero” o más recientemente David Silveti. Tanto valor, tanta verdad, tanta sangre… ¿para esto?


Noviembre de 1944. Plaza "El Toreo" (México D.F.)



Este año me juré a mí mismo no ver, oir ni leer nada sobre lo que acontecía en esa llamada Temporada Grande, y a ser posible de ninguna otra plaza de México (ya ni aquel reducto de trapío y casta que significaba la plaza de Nuevo Progreso, en Guadalajara, me interesa); y es justo cuando Canal Plus Toros decide (creo que acertadamente) comprar los derechos de retransmisión y conectar cada domingo con Unicable para ofrecernos aquellas “corridas” también en España, y al final este veneno que corre por nuestras venas y que llamamos afición me hace trasnochar para verlo. La que me has liado, Hugo Costa.
Y lo que veo es toda esa farándula antes contada mientras oigo a un tal Murrieta narrando todo aquello de una forma un tanto penosa. Jamás había escuchado a alguien hablar tantísimo sin decir absolutamente nada, tapando descaradamente los más que evidentes defectos de los bovinos y de muchos de los toreros actuantes. Le acompañan entre otros una tal Carolina Morán (cuyo principal mérito es haber sido Miss no sé qué) haciendo extrañas entrevistas totalmente vacías de interés y despidiendo cada conexión diciendo adiós con la manita a modo de quinceañera, curioso, aunque actitud muy acorde con ese espectáculo de todo menos serio allí montado para despedir cada semana.

Hace dos domingos asistió a la “corrida” Martín acompañado de tres amigos para disfrutar de la tarde de toros porque, según ellos, a los toros se va a divertirse y a pasárselo bien. Allí estaban en su segunda fila de la barrera de sombra disfrutando de sus cervezas, sus aperitivos y sus chistes, dispuestos a increpar a todo aquel que se le ocurriera criticar cualquier cosa que aconteciera en la arena. Que aquí se viene a disfrutar, hombre.
Justo frente a ellos estaba José Luis, mucho más arriba, en el segundo tendido de sol porque tras haber hecho más de 700 kilómetros para cumplir su sueño y asistir a una corrida en la que creía que era la plaza más importante de América, no le quedaban muchos pesos para su boleto.

Inicia el paseíllo y ese famoso y rotundo OLÉ retumba en cada rincón de La México. A Martín y sus amigos se les pone la piel chinita como dicen por aquellos lares y brindan entusiasmados. A José Luis el OLÉ le pilló revisando atentamente el programa de mano y no le emocionó demasiado. En ese momento se sintió fuera de lugar ante tanta emoción. Le hicieron llegar a pensar que era un aficionado un tanto insensible.

Precisamente ese día es el único en el que he visto a alguien intentar torear de verdad, pegar algún natural desde el sitio, algo que se agradece entre tanto populismo y tanto abuso de poder por parte de los toreros hacia los “toros”. Y digo intentar porque lo que le pusieron delante no servía ni para carne. Hablo de Fermín Rivera, un joven al que dicen que no dan muchas oportunidades, y cuando se las dan no le echan algo digno y decente ante lo que demostrar su buen concepto, su personalidad y su seriedad. No sé, eso dicen…
Aquella tarde acabó con el indulto de un toro de Villa Carmela por parte de Juan José Padilla tras una faena en la que el animal se movió mucho (aunque de forma extraña y descompuesta) y demostró cierta nobleza pero sin verdadera entrega y ni una sola gota de casta ni bravura. Para colmo, se trataba de un toro de regalo, que esa es otra, la dichosa manía de intentar comprar el triunfo cuando no lo han conseguido ya en su lote correspondiente y ordinario.
 Para mí Padilla estuvo simplemente en Padilla, como aquel al que llamaban “El ciclón de Jerez” y basaba sus faenas en valor, ambición y espectáculo. Él no engañó a nadie, ese es su concepto y eso es lo que dio. Sin embargo, en ningún momento obligó al toro por abajo. Si unimos esto a que en el caballo (principal vara de medir la bravura) simplemente pasó por allí, sus vulgares condiciones y que era de regalo (ni siquiera tendría que haber salido al ruedo) nos topamos con un indulto vergonzoso en una plaza que un día tuvo prestigio.

Al final de la corrida Martín y sus amigos derramaban la cerveza de la alegría, habían vivido un momento histórico, todo era una inmensa fiesta, el más absoluto éxtasis.
Frente a ellos, José Luis lo que derramaba era una lágrima de ver como en la que le juraron que era la plaza más importante de América acababan de mandar al campo a un toro manso mientras el populacho jaleaba a un torero que cruzaba la plaza a hombros ondeando una bandera pirata.

De haber ido yo a la corrida (cosa muy improbable) seguramente me habría sentado junto a José Luis. Él no volverá nunca más, y yo por supuesto tampoco lo haría. Herrerías y su gente ya han perdido a otro aficionado y cliente (aunque poco les importa). Que tengan cuidado, que así, poquito a poquito, se acaba con esto.
Recomiendo lean el artículo de Jaime López (@ALCOBENDAS82) en el blog Banderillas Negras pinchando en este enlace: "La México camina hacia Barcelona"

Bienvenidos un año más a la Temporada Grande, pónganse cómodos, aplaudan mucho y, sobre todo, disfruten de esta fiesta que beneficia a todos menos a la verdadera afición a los TOROS.

Alberto CH - @alberto_chps




jueves, 20 de noviembre de 2014

FARISEOS

Mi vecino Andrés, un señor humilde, alegre y de gran corazón, fue un gran aficionado a los toros, de esos que quedan pocos. Digo fue, no porque se haya muerto, sino porque ya no lo es, o al menos, se resiste a seguir siéndolo.
Pasó toda su vida trabajando sin parar, de ñapa en ñapa, lo mismo te cambiaba una bajante, te arreglaba una lavadora, te levantaba un tabique o te hacía una estantería. Su sustento y el de toda su familia siempre dependió de sí mismo (eso que los modernos de ahora llaman ser freelance) y a su santa esposa y sus tres hijos nunca les faltó de nada, aunque para ello tuviera que echar dieciséis horas diarias de duro trabajo cuando la economía le apretaba contra las tablas.
Andrés Carrasco, se llama. De muy jovencito quiso ser torero, pero según cuenta, le faltaba talento (el valor se lo daba el hambre y la necesidad de ayudar económicamente a su familia). De vez en cuando echamos un ratito en su casa para hablar sobre la vida mientras tomamos un cafelito o lo que surja. Charlamos de fútbol, de la situación del país, de las nuevas tecnologías (ante las que también se resiste) y me cuenta chistes y anécdotas del pasado.
Yo no tengo padres o abuelos aficionados al toreo, soy un aprendiz de aficionado autodidacta, y por eso personas como Andrés me alimentan esa necesidad de escuchar sobre el pasado y el presente, sobre las sensaciones y el misterio de la tauromaquia.
Pero su actitud cambia radicalmente cuando sale el tema de los toros. Su mirada se torna triste y se le pone cara de melancolía. Hasta las arrugas de su piel parecen volverse más profundas y marcadas.
Andrés amaba la tauromaquia, tanto, que sólo se permitía coger vacaciones para dos cosas: llevar a su familia a un apartamento de Almuñécar unos días, y sobre todo, para poder ver toros. Tenía la costumbre de pedir un pequeño préstamo cada año a su sucursal bancaria de toda la vida para sacarse su abono en el 6 de la Malagueta, pasar tres o cuatro días en San Isidro y un fin de semana en la Feria del Toro de Pamplona.
A sus setentaytantos años llenos de experiencia y sabiduría aprendida en eso que llaman la universidad de la calle, me cuenta con resignación que esto ya no es lo que era. Que hace años que no pisa su plaza, ni ninguna otra, ni las volverá a pisar. Que no, que no quiere ver la farsa en la que se ha convertido el toreo, y que si se acaba pronto, le da exactamente igual. Su discurso pesimista y negativo me lo suelta mientras se le consume un cigarro tras otro en sus recias y curtidas manos, sin apenas darles una sola calada.
Me cuenta que ha visto a El Viti, a Camino, a Dámaso, a Ordóñez, a Curro (al que amaba y odiaba a partes iguales), a Ortega Cano... Que también ha visto, dice, como la variedad de encastes y ganaderías era algo lógico y habitual y que todos los toreros, por muy figuras que fueran, debían torear de todo, aunque fuera a regañadientes. Dice haberse emocionado con patasblancas, marqueses, condes de la corte, albaserradas, y también con los ahora sobreexplotados de Núñez y Domecq.
Alberto, de ahora sólo me interesan dos, José Tomás y Diego Urdiales, pero uno no quiere torear y al otro no le dejan, me cuenta mientras apaga contra el cenicero los últimos restos de su Ducados consumido pero sin fumar.
Andrés asegura que él nunca se fue de las plazas, que a él le echaron de ellas. Le cuesta digerir la Fiesta actual, qué le vamos a hacer.

Pero no nos engañemos, Andrés Carrasco ya no interesa como cliente a esos fariseos de los que depende el toreo. Ahora interesan los Cayetanos, Borjas, Kikes, Nachos y Sonsoles (Sonso para los amigos) que pasan gustosos por la taquilla y se dejan las manos aplaudiendo todo lo que acontece en la plaza, no se sabe muy bien si porque les gusta lo que ven o por calentárselas tras sostener tanto rato un frío gintonic entre ellas. ¿Pero Andrés? ¿un tío que viene aquí a protestar y a exigir sabiendo lo que se dice? No hombre, no.

Debo decir que no me gusta escribir sobre la parte fea de la Fiesta, sobre esa cara B que pocos quieren oir, pero nos lo ponen en bandeja de plata y de vez en cuando también hay que hacerlo, por si cambiamos las cosas, o algo… (pobre iluso).

Y es que el toreo está en manos de unos cuantos gañanes con dinero cuyo único trabajo consiste en confeccionar los mismos carteles año tras año, intentar regatear el caché a toreros (salvo a los suyos), precios a ganaderos, y apoderar a todo aquel que pueda darles beneficios y puedan intercambiar con sus colegas a modo de mercancías, como trueques de excedentes agrarios en el neolítico.
Y por si no fueran peligrosos ya por separado, crearon una asociación nacional para tener todavía más fuerza y hacerse con el monopolio definitivo de nuestra Fiesta.

Últimamente, tienen un nuevo cometido: llorar y predicar a los cuatro vientos que esto se acaba, que el toreo tiene los días contados, que pierden dinero a espuertas, que su negocio es una verdadera ruina. Y lo dicen sin ponerse tan siquiera un poquito coloraos. Como falsos profetas, como paganos infiltrados en el sagrado templo de la tauromaquia.
Todo esto se lo achacan (cito textualmente) a esta profunda crisis económica, unos costes inasumibles, los altos cánones y cargas fiscales (el 21% de IVA entre otras cosas) y aseguran que o todos hacen un esfuerzo o esto desaparece de forma inminente. Por supuesto, su incompetencia como empresarios nada tiene que ver con la situación, faltaría más.

Todas estas lindezas las sueltan sin tapujos, entre otros, uno que se autodenomina “productor de arte” que tiene participación directa en las plazas más rentables de España y Francia y apodera a toreros que no le dan pocos beneficios, la familia empresaria de la plaza más concurrida de España (entre otras muchas) y por supuesto también apoderados, los cuñadísimos que heredaron el negocio de gestionar la sagrada Maestranza de Caballería de Sevilla, que tan pronto mandan a un TORERO a Senegal, como meses después están dispuestos a pagar en lingotes de oro por pasearle en su albero en la próxima temporada (ahí queda eso). Y como aparición estrella, como premio revelación de fariseo, llega un tal Ángel Bernal, empresario de Murcia, diciendo que lleva 4 años 4 palmando mucha pasta pero que no se va. Olé. Acho, si estás perdiendo dinerico lárgate y que venga otro más capaz habrán pensado muchos murcianos con santa paciencia y afición (perdón por el tópico).
Todo esto lo dicen sin aportar pruebas, sin rendir cuentas para demostrar sus palabras, sin ni siquiera proporcionar datos a la prensa allí presente.




Pobrecitos, lo están pasando mal, los 300 caballos del motor de sus Mercedes ya no rugen a plena potencia, sus viajes idílicos a Asia y sus safaris se ven ligeramente reducidos…  Están perdiendo dinero, y como ellos están perdiendo dinero, el apocalipsis taurino se acerca… Hay que tener poca vergüenza.

Si yo monto una frutería y la gente deja de venir, sólo tengo dos opciones: o elijo mejor mi género, ajusto más los precios, cuido más al cliente e intento remontar; o directamente me convenzo de que no sirvo para esto y traspaso el negocio a alguien más capaz, a alguien que al menos sepa de fruta y de lo que quieren realmente los consumidores.

Otra cosa preocupante es que los antitaurinos profesionales, esos que ganan dinero por su cometido, publican las palabras de estos “señores” de forma literal, sin tener que aportar nada de su propia cosecha ni cambiar una sola coma para que sus fervientes seguidores entiendan aquello como un discurso antitaurino. Están dando argumentos (falsos) al enemigo que quiere acabar con esto que tanto amamos unos cuantos millones de locos, para hacerles aún más fuertes. Lo saben, pero les da exactamente igual. Llorar es su nuevo cometido y cumplen con él a rajatabla. Ojalá cumplieran también a rajatabla su obligación de someterse al reglamento taurino, pero eso es otro cantar…

Y para colmo, viene el músico, periodista y empresario Salvador Boix, aquel independiente que apoderó durante 7 temporadas (para mí, magistralmente) al torero más importante de las últimas dos décadas. Y viene a escribir un artículo diciendo que el problema del toreo no está donde dicen los fariseos, sino en la falta de pureza y verdad en la plaza y en la desaparición del misterio, eso que siempre fue protagonista y principal factor de atracción en una corrida de toros.
A Salvador se le “castiga” por sus incómodas verdades en uno de los portales taurinos más visitados de la red diciendo que habla en contra de la tauromaquia moderna dando una mala imagen de ella, y le “castiga” con un ridículo y brusco “BAJA” acompañado de una flechita hacia abajo dentro en un círculo rojo (eso creo que lo hacían las revistas Superpop y Cuore con los famosillos que se ponían gorditos o les salía celulitis). Ese es el nivel periodístico de los grandes portales.
Por cierto, una flechita hacia abajo le pongo yo al director de este mismo portal, quien escribe una novela de temática no taurina y pone en marcha toda la maquinaria del márketing taurino para promocionarla. Lo que viene siendo aprovecharse del mundo del toro para su propio beneficio en algo que nada tiene que ver con el toreo. Pero bueno, que nos vamos del tema…

Que alguien les diga a estos “señores” que perder dinero no es lo mismo que ganar menos de lo que a ellos les gustaría. Que alguien les diga que el máximo responsable de los males de una empresa, es justamente el empresario, que es quien debe saber solucionar sus problemas y sanear sus cuentas (aunque dudo mucho que las de esta gente estén por sanear). Que alguien les diga que si no llenan sus plazas no es por la crisis ni por el IVA, que prueben abrir carteles, innovar, darle alicientes al aficionado, cuidar y respetar a todo aquel que pase por sus taquillas, fomentar la afición y cumplir el reglamento. Que intenten atraernos con esos toreros y esos toros que realmente queremos ver. Que trabajen todo el año para evitar que cada temporada veamos los mismos carteles con los mismos toreros, los mismos toros y las mismas faenas, todo como hecho con un calco.
Y por favor, que alguien les diga que por detrás de ellos hay jóvenes con verdadera afición y capacidad para sacar esto adelante, dispuestos (ellos sí) a arriesgar todo su patrimonio por lo que de verdad creen. Que se hagan un favor a sí mismos y a la afición y les dejen paso.

Y es que como Andrés Carrasco hay muchos, y como esto siga así seguirá habiendo muchos más.
El aficionado no se va, le echan ustedes.



Alberto CH - @alberto_chps

viernes, 14 de noviembre de 2014

LAS CARTAS SOBRE LA MESA

Hace varias semanas la periodista Gloria Sánchez Grande dejaba caer en Twitter el rumor de que Iván Fandiño podría estar preparando algo grande para el comienzo de su temporada española 2015. También lo adelantaron el blog "Banderillas Negras" y el portal "Pureza y Emoción".
Ayer lo hacía público el diario ABC: El torero de Orduña se encerrará con seis toros de diferentes ganaderías de las llamadas duras, nada menos que en Las Ventas el Domingo de Ramos. Las ganaderías que se barajan son Partido de Resina, Palha, Victorino, Adolfo, Miura, Cuadri, Escolar o Baltasar Ibán.

Para ver la noticia completa pinche aquí:  ABC Iván Fandiño solo ante el peligro...




Esta gesta sin precedentes es toda una declaración de intenciones. Poner las cartas, sus cartas, sobre la mesa y responder de forma contundente a todos aquéllos que han dudado de él como torero tras la controvertida temporada de 2014.
Me resulta curioso tener que tildar de controvertida una temporada en la que ha abierto la puerta grande de Madrid, ha cortado cuatro orejas en la feria del toro de Pamplona y salió también a hombros en Mont de Marsan (entre otros muchos sitios) tras cortas tres apéndices a ejemplares de La Quinta acartelado junto a El Juli.
La controversia llega por el ganado lidiado en esta pasada temporada, predominando (quizá de forma excesiva) el encaste Domecq, en muchas ocasiones con compañeros de terna que poco o nada tienen que ver con su concepto. Y es que una parte de la afición le había colgado el sambenito de ser torero de las mal llamadas ganaderías duras, cuando en realidad siempre fue un torero todoterreno al que no olvidemos que lo de Domecq le ha dado buenos resultados.

La afición más purista le reclamaba una mayor variedad de encastes (y con razón), algo que siempre fue santo y seña en su concepto como torero, y eso es lo que dará, pero de forma vertiginosa para abrir temporada en el coso venteño.
Por criticar, han criticado (y mucho) hasta el hecho de no brindar al Rey ninguna de sus faenas en la corrida de Beneficencia de Madrid, donde compartió cartel con dos primerísimas figuras del toreo como son Juli y Talavante y se lidiaron ejemplares de Alcurrucén. Desconozco los verdaderos motivos por los que no lo hizo, y sinceramente, no me interesan lo más mínimo. Muchos ya inventaron que esos motivos fueron por su ideología. Es curioso, a los aficionados se nos llena la boca con la palabra libertad, pero después no respetamos la libertad ideológica o política del que se pone delante del de los rizos. Para lo que nos conviene decimos eso tan socorrido y cierto de que la política y los toros no tienen nada que ver, y resulta que muchos demostraron lo contrario. A mí, la única ideología de un torero que me interesa es la que demuestra en el albero delante de ese al que tiene que rendir cuentas para poder rendírselas también al aficionado.

Puedo entender la desilusión y crítica de algunos aficionados que se aferraron a él como a un oasis en un desierto de toreo banal, impuro y falto de verdad, y ahora ven como se acartela con algunos de esos toreros comodín que tan lejos están de su concepto y con los mismos toros del sota, caballo y rey de las figuras. Pero también sé que éste es diferente, quiero pensar que ésta ha debido ser una temporada similar a un campamento base, necesario para tomar oxígeno y seguir subiendo hasta el Everest, el pico más alto del mundo (y aun así haber abierto la puerta grande de Madrid y los logros antes mencionados...).

Iván Fandiño aterrizó en Guadalajara allá por 2002, tras haber debutado ya con picadores cerca de su tierra natal, para hacerse TORERO y llegar a lo más alto, cueste lo que cueste.
Yo le he visto hacer casi 700 kilómetros diarios para entrenar en el coso de Las Cruces y torear en las durísimas capeas de los pueblos alcarreños. Le he visto tragar chapa y talanquera innumerables veces. Le he visto matar lo que nadie quería matar.
Aquel joven que apareció como de la nada en la que fue mi tierra durante muchos años y extrañaba a los lugareños por su recio cuerpo y valor seco, empezó pronto a ser respetado y seguido por la zona.

Todo esto llegó de la mano de  quien confió en él de forma definitiva y quien también sabe de primera mano lo duro y difícil que es llegar a ser algo en este mundo tan exigente, elitista y, por qué no decirlo, manipulado. Hablo del que un día fue novillero, de esos incansables, y que se anunciaba en los carteles como García Poveda. Hoy es conocido como Néstor García, apoderado (independiente). Juntos formaron un tándem poderoso, un duro "entrenador" físico y mental y un "alumno" valiente, concienciado y siempre dispuesto a triunfar cueste lo que cueste.
Juntos han supuesto un continuo desafío al férreo sistema taurino y han conseguido llegar muy arriba, pero no a la cima, aún no. A la cima se llega cuando se toca techo y, personalmente, creo que este torero tiene aún progreso y muchos logros por delante.

Aquí no hay multitudinaria, festiva y mediática presentación de temporada meses antes de que empiece, en discotecas o auditorios. Aquí hay un torero que anuncia más que una gesta, una hazaña. Un tío cuyas credenciales no son palabras en un estrado, sino hechos en una plaza. Alguien que viene a recordarnos como llegó arriba, con muchos litros de sudor y sangre, y a dar una demostración de vergüenza torera y de como se responde a una afición que reclama algo.

Suerte, torero.

Alberto CH - @alberto_chps




lunes, 10 de noviembre de 2014

"ARTE" NO SON CUATRO LETRAS

Así define “arte” la Real Academia Española: Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginario con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
Los cuarenta y seis académicos de número de esta institución fundada hace ya trescientos años tienen la difícil misión de definir conceptos, no siempre definibles.

¿Quién osa explicar con palabras conceptos como arte? Que frivolidad.
El arte no se expresa con palabras. No es algo superficial ni tangible. Es algo que sólo puede ser entendido y percibido cuando se siente. Es algo puramente espiritual, algo inconmensurable, como un pellizco directo al alma que deleita los sentidos. Algo parecido a eso que los eruditos románticos dicen del amor.






¿Quién se atreve a decir que el toreo no es arte? Torear no es engañar a un animal con un trapo, con más o menos gracia y habilidad. Es una magnífica expresión de uno mismo, una hermosa danza con la misma muerte, una manifestación de fervorosa emoción.
Para ser TORERO no sólo hace falta valor, técnica, sacrificio e infinitas horas de preparación. Hace falta algo que sólo tienen unos cuantos afortunados tocados por Dios o el universo, hace falta tener una férrea personalidad, una sobrehumana sensibilidad y sobre todo, hace falta tener alma de artista, porque sólo así se puede ser capaz de transmitir esa sensación indefinible que encoge el corazón y que llamamos arte.

Por eso es tan difícil llegar a algo en ese mundo cuyas selectivas puertas sólo se abren para los elegidos, para esos pocos capaces de evocar sentimientos tan profundos y complejos.

Yo soy incapaz de definir el arte, como soy incapaz de definir el toreo con palabras, aunque sí soy capaz de percibirlo, de sentirlo. Si me preguntan qué es el arte o qué es torear sólo sabría contestar con ejemplos y vivencias. Arte y toreo es lo que hace Diego Urdiales cuando se pone a torear con la mano izquierda, un pase del desprecio de don Juan Serrano Finito de Córdoba, una media a compás abierto y suerte cargada de Chenel, un derechazo con la figura erguida y relajada y plantas asentadas de Curro Díaz o una poderosa y emocionante lucha entre don Francisco Ruiz Miguel y un miura.

Mientras Mozart componía su afamada Flauta Mágica, Pedro Romero era artista pionero en decir y aplicar aquello de que el toreo no se hace con las piernas sino con las manos.

Mientras don Francisco de Goya realizaba esa serie de grabados titulada La Tauromaquia, Curro Guillén destacaba en el albero con sus majestuosos galleos y recortes.

Mientras Valle-Inclán creaba su mítico Esperpento escribiendo su obra teatral Luces de Bohemia, su buen amigo Belmonte fascinaba al respetable con su toreo de cercanía y pies casi asentados poniendo en práctica aquello de parar, templar y mandar; y Joselito era dominador absoluto de todas las suertes del toreo.

Mientras Pablo Neruda escribía sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Ignacio Sánchez Mejías (cuya muerte fue llorada real y literariamente por Alberti y García Lorca) recibía sentado señorialmente en el estribo y ponía pares de banderillas por los adentros tan espectaculares como ajustados.

Mientras Pablo Picasso pintaba su universal Guernica, un entonces novillero llamado Manolete levantaba expectación por su asombrosa elegancia, verticalidad y relajación a la hora de manejar la franela.

Mientras Gabriel García Márquez remataba con su pluma la que fue su obra cumbre, Cien años de soledad, Antonio Ordóñez abría el compás y toreaba con una pasmosa delicadeza convirtiéndose en espejo y referente de muchos otros.

En el mismo año en que el gran Bob Dylan publicaba uno de los discos más importantes de su carrera y de la historia reciente de la música, Blonde on blonde, Curro Romero salía dos veces por la puerta grande de Madrid con su inolvidable maestría.

Y mientras el poeta, compositor y cantante Joaquín Sabina escribía, grababa y publicaba su inconfundible 19 días y 500 noches, José Tomás sentaba cátedra de lo que es TOREAR con su quietud absoluta, su valor, su personalidad, y con esos naturales cargados de verdad.

Así que por favor, que nadie ose explicar lo que es el arte, y que nadie intente dictar lo que pueda o no ser considerado como tal, porque ARTE no son sólo cuatro letras.


Alberto CH - @alberto_chps









viernes, 7 de noviembre de 2014

AFICIÓN 2.0

Décadas atrás, el escenario donde los aficionados debatían sobre toros no podría tener más solera. Aquellas tabernas guarnecidas de madera con olor a vino y habano o aquellos viejos bares de barra alicatada y servilletas arrugadas y cabezas de gamba por el suelo. Allí se juntaban los compadres para ver las corridas de toros retransmitidas por TVE (cuando de verdad era la televisión de todos los españoles) mientras opinaban entre amigos vino en mano. Si no había toros, echaban su partidita de dominó o de cartas discutiendo sobre quién templaba o podía más a los toros o sobre qué ganaderías estaban en mejor momento. Eso sí que era una red social, y no la de Mark Zuckerberg.

Era otra época, en la que los toreros no se publicitaban mediante un equipo de prensa sino con sus trastos en el albero delante del de los rizos. Una época en la que la afición rezumaba por los poros de la piel y por la tráquea a viva voz desde los tendidos, para lo bueno y para lo malo. Una época en la que los genuinos aficionados tan pronto jaleaban al torero como saltaban al ruedo para protestar por su actuación, si así lo creían oportuno. Una época de verdad.

Los tiempos cambian, la esencia debe permanecer.
Obra original: Armando Ahuatzi

Los que tengan o hayan tenido padres o abuelos aficionados de la vieja escuela dejarán escapar una sonrisa al pensar en la reacción que habrían tenido si hace treinta o cuarenta años alguien les hubiese dicho que, en no mucho tiempo, de toros se hablaría en el tuitendido o en las cuentas y páginas de Facebook. "Y eso, ¿qué carajo es?" dirían. La respuesta es fácil, una plataforma cybernética que permite lanzar opiniones o críticas en cualquier momento y lugar sin siquiera tener que dar la cara. "Anda niño, cállate y tráeme otro chato de vino, tú que estás de pie".

El pasado mes de septiembre la periodista de Canal Plus Toros Elena Salamanca escribía un artículo muy descriptivo sobre esto que llamamos tuitendido en la revista "Lances" (de la feria taurina de Salamanca), titulado "Las redes sociales las carga el diablo".



Sí, tiene razón en que esto del anonimato no siempre es ventajoso. Tiene razón en que ese radicalismo irrespetuoso que utiliza como burladero una falsa identidad no hace ningún bien a la Fiesta. La crítica siempre es buena y necesaria, los insultos no, y menos cuando se lanzan sin dar la cara, sin dar opción a la defensa del ofendido.
En mi opinión Elena Salamanca dijo la verdad, el problema es que no lo dijo todo y se centró únicamente en la parte negativa de esta vorágine taurina de la era digital.

El tuitendido tiene también muchas ventajas. Ha globalizado el toreo, permite que aficionados de todos los puntos del mundo se conozcan y hablen de toros, no importa si estando de acuerdo o discutiendo acaloradamente. También permite enterarse a tiempo real de las noticias relacionadas con nuestra afición, promocionar eventos, publicaciones o programas taurinos (entre otras cosas para eso lo usa la mencionada periodista). No olvidemos que sin el tuitendido no habría tenido prácticamente ninguna repercusión la decorosa lucha de esos valientes novilleros bogotanos más allá de sus fronteras, y de no ser por aquello de #FuerzaNovilleros y todo lo que provocó, muy probablemente no se llevaría a cabo esa magnífica manifestación taurina prevista para el próximo 12 de noviembre en el coso de Santamaría con las principales figuras del toreo allí presentes (secundada desde Madrid). Aprovecho para decir que tampoco vendría nada mal algo así en La Monumental de Barcelona o en San Sebastián, que básicamente ha ocurrido lo mismo y además está mucho más cerca. Habrá que crear un hashtag de esos para ver si los del sector (los primeros interesados, en teoría) reaccionan. 

El ecosistema del tuitendido es muy rico y variado. Hay fakes ingeniosos y realmente divertidos, hay fakes ofensivos y sin nada que ofrecer salvo crispación, hay profesionales del mundo del toro que muestran su agradecimiento a la afición y meten la pata de vez en cuando (aunque quien esté libre de pecado...), hay muy buenos aficionados que gusta leer y aprender de ellos, hay palmeros (no confundir con seguidores) de toreros, ganaderos y hasta empresarios, hay fotógrafos que nos comparten sus obras a través de esta red, hay poetas, pseudo poetas y blogueros. Hay jóvenes que utilizan fotografías y textos ajenos para conseguir muchos seguidores que alimenten su empobrecido ego, hay trolls (lo que siempre se ha llamado porculeros o tocapelotas)...
Pero sobre todo, hay muchas personas maravillosas detrás de esos perfiles con los que es un placer debatir, charlar, reír y pasar un buen rato siempre con los toros como excusa. 

Y sí, también están esos de los que habla Elena, los irrespetuosos, los rebeldes sin causa que sólo saben insultar a todo lo que no encaje con sus gustos y que utilizan las redes sociales para sacar esa aversión y esas ganas de hacer daño que en su vida real tienen que ocultar. Pero ojo, ni todos los anónimos son así, ni todos los que critican tampoco. Quizá haya demasiada sensibilidad con esto de la crítica, quizá haya que aclarar que se puede y se debe criticar, aunque de forma constructiva y respetuosa. No debemos confundir la crítica con la falta de respeto o el insulto. No todo pueden ser palmas y jabón, esa pseudo afición tampoco me interesa. 
Quizá la clave de esto la diera George Owell cuando dijo: En una época de universal engaño, decir la verdad constituye un acto revolucionario

Sigan opinando, diciendo sus verdades, hablando de toros en las redes y globalizando nuestra afición, yo les seguiré leyendo.


Alberto CH - @alberto_chps



domingo, 2 de noviembre de 2014

LA DEMENCIA PERIODÍSTICA

Todos recordamos al maestro Paula como lo que fue, un gran torero, de esos que dejan huella, de los de gloria absoluta o "bronca torera", de los de todo o nada. Uno de esos toreros que pasarán a la historia por tener una esencia y una sensibilidad especial. Un auténtico maestro en el manejo del percal, al que acariciaba con una suavidad pasmosa. Un símbolo del puro arte gitano del barrio de Santiago.



Foto: Andrés Calamaro

Pero por desgracia, últimamente está siendo noticia por sus polémicas declaraciones más que por su añejo toreo de antaño. Hace dos días leíamos en los diarios que el inspirador de La música callada del toreo había sido denunciado por, presuntamente, intentar agredir a su abogado con una azada, pero en esta ocasión hablo de una entrevista publicada en diariodejerez.es cuyo titular ya deja adivinar que se avecinaba tormenta, una vez más: "Estoy en posesión de la verdad y como ser humano no me traiciono".
Dicha entrevista está basada únicamente en atacar a compañeros de profesión como Curro Romero, al que llama ratero; Álvaro Domecq, al que llama mulo; Enrique Ponce, del que dice que coge el capote como quien coge una camisa para colgarla en el tendedero y es falso con la muleta; José María Manzanares, al que compara con un soldado romano; o Morante de la Puebla, al que llama pesetero. Cito textualmente su opinión expresada sobre éste último:

Morante no sabía coger ni el capote ni la muleta. Hace dos cosas buenas, banderillear siempre que sea un toro que galope y que meta la cara. Ahí hay que quitarse el sombrero. Y otra cosa es lo bien colocado que está en el tercio de banderillas. Está en el sitio exacto. Lo demás se lo he enseñado yo. Cuando torea bien con el capote y con la muleta es porque se acuerda de mí. Todavía, con los años que tiene, no sabe poner un toro al caballo. Y eso es porque tiene menos seso que un mosquito. Para ser torero hay que tener condiciones, que las tiene, y también cabeza. El que lo ha puesto rico he sido yo. Eso me lo debe a mí.

Aquí la entrevista completa: Entrevista a Rafael de Paula

Yo no voy a valorar las declaraciones del diestro, aunque sí cabe recordar que el maestro Curro Romero le ha tendido la mano muchas veces y Morante de la Puebla (al que un día dijo admirar) le dio buen sustento como apoderado durante varios meses.
Tengan razón o no, admiro a las personas que hablan de frente y por derecho, que no atienden a eso del protocolo o a ser políticamente correctas, en definitiva a la gente auténtica y sin pelos en la lengua.
No sé si hace estas declaraciones por subvertir, por llamar la atención, porque esa sea su verdad o, como muchos dicen, debido a una demencia que viene achacando en los últimos años.
Lo que sí voy a valorar es la demencia periodística que demuestra este medio, y más concretamente Francisco Orgambides publicando esta entrevista.
No soy periodista, y por tanto sé poco sobre deontología en esa profesión. Pero sí soy lector, y como tal, entiendo que toda publicación seria debe llevar un contenido sensato, un argumento, un mensaje, algo de interés que vaya más allá del morbo o el amarillismo.
De esta entrevista en cuestión, sólo saco en claro la aversión de un torero contra otras personas. Como aficionado a los toros, no encuentro absolutamente nada valorable ni reseñable, por lo que me parece una publicación totalmente fuera de lugar y con el único objetivo de crear polémica a costa de un hombre que, intencionadamente o no, está levantando polvo allá por donde pisa.

Señor Francisco Orgambides, dedíquese si quiere a la prensa del corazón, seguro que con su concepto del periodismo le abren un hueco en esa telebasura que tanto criticamos precisamente por hacer cosas como la que ha hecho usted. Pero si busca sensacionalismo, morbo y protagonismo, háganos un favor y aléjese de los toros.

Recordemos al maestro Paula como lo que fue, un gran TORERO, y no como un anciano metepatas, faltón y subversivo. 

martes, 28 de octubre de 2014

LA PARCA NO ENTIENDE DE ARTE

Los miles de pañuelos agitados al aire en todas las plazas de toros para pedirle las orejas, hoy sólo sirven para secarse las lágrimas por su inesperada partida.
Hoy las banderas del toreo ondean a media asta.
Hoy el albero se torna oscuro.
Hoy se apagan las luces de los vestidos.
Hoy quedan huérfanos el compás, el temple y la elegancia.
Hoy se cierran las puertas grandes.
Hoy se queda la Maestranza más en silencio que nunca.

Y es que hoy se llora la muerte de José María Dols Abellán, Josemari Manzanares.
Hombre de Alicante, TORERO de Sevilla y del mundo entero desde que recibiera los trastos en su tierra natal allá por 1971 de manos de nada menos que de Luis Miguel Dominguín y de Santiago Martín El Viti.

La de la guadaña no entiende de ARTE, pero nosotros sí, y por eso sabemos que el óbito no es el final. Parca, te has llevado al hombre, pero no al torero. En nuestro recuerdo quedará por siempre su impecable manejo del percal, sus eternos derechazos a media altura, su hondo y encajado toreo al natural y sus pases de pecho con denominación de origen. Siempre nos quedarán sus enormes faenas, sus tres puertas grandes en Madrid y su no reglamentaria pero más que merecida Puerta del Príncipe de Sevilla el día de su retirada.

Josemari ya descansa junto a su fiel Montoliú, ya escucha por bulerías a su admirado Camarón y ya anda de tertulia junto a todos esos toreros que se exiliaron a la gloria eterna.

Descanse en paz. Que la tierra le sea leve, MAESTRO.


Así se marcha la TORERÍA, por la PUERTA GRANDE (foto: El Mundo)


Alberto CH - @alberto_chps


viernes, 24 de octubre de 2014

MENOS ANTIS Y MÁS PROS

Echando un vistazo a los medios de comunicación y las redes sociales, da la sensación de que son muchos los antitaurinos que pretenden acabar con eso que García Lorca definió como “la fiesta más culta que hay en el mundo”.
Pero no se engañen, no por hacer más ruido o tener más repercusión significa que sean mayoría. Evidentemente, yo no he hecho una encuesta (por falta de medios y sobre todo de ganas) entre la población española sobre su postura ante la tauromaquia, pero estoy seguro de que si algún medio imparcial, independiente y veraz la hiciera los resultados no serían los que muchos creen. Probablemente, la mayoría de los españoles simplemente se mostrarán indiferentes, no estarán ni en contra ni a favor, pongámosles en la casilla de “NS/NC”, pero no me cabe ninguna duda de que el resto de las respuestas pondrían de manifiesto que en España existen más protaurinos que antitaurinos.

"Manifestación" taurina


Manifestación antitaurina


Hay antitaurinos respetuosos, que expresan sus ideas desde su propia percepción y con tolerancia. Pero, y este es el problema, existen muchos antitaurinos que sólo saben defender su teoría sin un sólo fundamento y a base de insultos, amenazas y en algunos casos hasta agresiones.
Hay antitaurinos informados y que lo son por sus propias experiencias e ideales (quienes tienen todo mi respeto), y hay antitaurinos (la gran mayoría) que estando bien adoctrinados, sólo se expresan desde la desinformación y la más absoluta ignorancia.

Me causa una extraña sensación entre la lástima, la risa y la vergüenza ajena ver a esos cuatro pelagatos con el cuerpo manchado de pintura roja y pancartas en las puertas de algunas plazas de toros. Me recuerdan a aquellas viejas plañideras que iban pagadas a los entierros para llorar a un difunto al que no conocían de nada. De hecho es exactamente lo mismo, gente que se lamenta públicamente por un animal que desconocen por completo, y si ellos no están pagados, quienes les mandan y organizan desde luego sí. Esos no son animalistas, sólo son plañideras de animales.

Entonces, si en España hay más protaurinos que antitaurinos… ¿Por qué no lo parece? ¿Por qué la sociedad tiene la sensación de que los aficionados a los toros somos una minoría? ¿Por qué la batalla mediática la están ganando ellos? Sencillamente porque en su “bando”, a los de arriba les va muy bien económicamente con este rollo animalista y saben adoctrinar y organizar muy bien a los de abajo (las plañideras y los irrespetuosos) y saben como hacerles sentirse comprometidos con su falsa causa. Mientras tanto, los taurinos profesionales se dedican a vivir de su trabajo mientras dure, y los aficionados a los toros a asistir y disfrutar de lo nuestro sin preocuparnos de cuidar su futuro. Este es el problema, y por eso estamos perdiendo la partida de cara a la sociedad.

Seamos sensatos, a estos “animalistas” tampoco les interesa el fin del toreo. ¿De qué iban a vivir personajes como Leo Anselmi o esos pseudo políticos como los de PACMA? El antitaurinismo está respaldado por lobbys, asociaciones y partidos políticos (todos ellos subvencionados, por supuesto) cuyo único sustento consiste en eso, en la lucha contra la tauromaquia. Es decir, si esta batalla acabara, su sustento también lo haría. Es una contienda de cartón, lo que lo hace aún más patético e inmoral. Lástima que todo esto no lo sepan (o no lo quieran saber) sus súbditos y fieles seguidores, que son quienes les hacen el trabajo sucio, ese que consiste en manifestarse, increpar, insultar, difundir el mensaje a toda costa, y en muchos casos, hasta desearle la muerte a personas humanas para seguir presumiendo de ser moralmente superiores a nosotros (curiosa contradicción).

Me entristece y me preocupa ver a los más importantes empresarios taurinos de España haciendo declaraciones públicas donde anuncian sin ningún pudor (ni conocimiento) que a esto de los toros le queda poco. Me estoy refiriendo a las famosas palabras de Manuel Martínez Érice o del “señor” Antonio Matilla, entre otros. No sé con qué finalidad lo harán. Si es por convicción de ello, les sugiero que se retiren ya y dejen el relevo a otros más jóvenes, optimistas, informados y con más ganas de luchar por su medio de vida, futuro y afición. En cualquier caso, les propongo revisar todos esos DATOS que desmienten sus palabras y que no se pueden debatir.

Necesitamos más protaurinismo, más personas capaces de divulgar la tauromaquia de cara a la sociedad. Necesitamos lobbys, grupos influyentes y bien organizados para difundir positivamente nuestra Fiesta y presionar de forma efectiva a la clase política a favor de ella.
Como referente de protaurinos, me viene a la cabeza el profesor Juan Medina y su incansable labor recabando, organizando, exponiendo y divulgando datos económicos capaces de cerrar la boca a cualquiera que osara poner en entredicho la viabilidad económica del toreo. En esta misma línea se mueve el periodista del diario Expansión Juanma Lamet y su genial blog “Tauroeconomía”. Ambos han sido capaces de demostrar con hechos y no opiniones, que el toreo no supone un gasto para el Estado (como muchos de estos antitaurinos propagan a los cuatro vientos) sino todo lo contrario, el ingreso de una buena cantidad de millones de euros para las arcas de nuestro país.
Pero no sólo el protaurinismo es cuestión de economía. En las redes sociales también hay buenos ejemplos de difusión de la tauromaquia que van más allá de subir fotos ajenas o frases sacadas de Google. Es el caso, entre otros muchos de Amaro (@MILINKO_) y Jaime López (@Alcobendas82) con su conocido y muy visitado blog “Banderillas Negras”. También me viene a la mente José Vega (@jvegavara), un gran defensor de la diversidad de encastes (por el sostenimiento de  nuestra cabaña brava), quien en los últimos días ha hecho un serial de tuits sobre taurinos sin complejos, personajes famosos de ayer y de hoy que acudían o acuden a los toros de forma orgullosa sin importarles si eso pueda o no dañar su imagen pública.

Estos famosos también son un buen ejemplo de protaurinos. Aunque es cierto que muy pocos de ellos pasan por la taquilla, el simple hecho de verles en los toros sintiéndose orgullosos de su afición y gracias a su poder mediático (artistas, escritores, deportistas, políticos, etc), muestran una buena imagen de la tauromaquia. Y si no sólo son famosos, sino también genios, imagínense. Como ejemplos actuales citaré a Vargas Llosa, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Andrés Calamaro, Fernando Savater o Albert Boadella, entre otros muchos.

Los datos demuestran que el toreo no peligra, al menos no de forma inminente y por la parte económica. Si peligra será por esa presión antitaurina cuya principal amenaza radica en su gran organización y su facilidad para llegar a los medios de comunicación, que son el escaparate de lo que ocurre en la sociedad (o de lo que ellos quieran que parezca que ocurre). Pero sobre todo, si peligra será por la falta de defensa ante estos ataques. Ni los poderes públicos nos defienden de sus ataques (como sí hacen en Francia), ni los propios interesados, los que viven del toreo, parecen estar muy preocupados por todo esto.

Un ejemplo de PROTAURINISMO con mayúsculas, es lo que están llevando a cabo los novilleros de Bogotá. Defienden su vida, su pasión y su sustento como se torea: con la verdad por delante y poniendo en grave riesgo su propia vida. No se me ocurre una forma más digna de defender el toreo y sus (nuestros) derechos. Padeciendo frío, calor, hambre (sobre todo hambre), insultos, amenazas, agresiones, y han seguido ahí, con su actitud inquebrantable ante quienes pretenden privarles de su lícita forma de entender la vida.
Es de agradecer el enorme apoyo que recibieron del maestro César Rincón, quien supo hacer de portavoz de su causa, levantar aún más la moral de estos héroes y movilizar a la gente por la causa. También es una gran noticia que se haya previsto para el próximo 12 de noviembre una manifestación taurina en apoyo de la causa en la plaza de toros Santamaría de Bogotá, a la que en principio, asistirán El Juli, Miguel Ángel Perera, Sebastián Castella, Jose María Manzanares, Alejandro Talavante, Iván Fandiño, Daniel Luque, Luis Bolívar y el propio César Rincón (esperemos que no hayan bajas de última hora y que se sumen muchos más).

Por todo ello, no se me ocurre mejor manera de acabar mi post sobre protaurinismo que diciendo #FUERZANOVILLEROS  #GRACIASNOVILLEROS

Alberto CH - @alberto_chps