La reflexión es lo único que se puede aportar a aquello sobre lo que ya está todo escrito.
Aquí se habla de toros y de la vida, como en las viejas tabernas.

domingo, 25 de octubre de 2015

EL TOREO ES AHORA

Ahora que está de moda denostar lo que la mayoría aclama para dejar bien claro que somos políticamente incorrectos, y que ir a contracorriente nos hace ser (o parecer) diferentes e interesantes.
Ahora que está bien visto pitar lo que el resto del mundo, de ese mundo nuestro hecho de duro cemento numerado, aplaude con fervor.
Ahora que esa épica vacía, preparada y superficial se vende y se compra a precio de oro.
Ahora que se jalea que un aprendiz le reste protagonismo a un maestro de forma premeditada y casi ruin en la primera plaza de toros del mundo.
Ahora que el futuro viene impuesto por los cuatro mangantes magnates de siempre, y no por la calidad de los toreros ni los verdaderos gustos del aficionado.
Ahora que es tan fácil querer bajar de un plumazo de los altares al infierno a un hombre que apostó tan alto como ninguno y perdió. (Después, seguiremos pidiendo apuestas y retos).
Ahora que los del otro lado han conseguido meternos en una guerra y entretenernos en ella, y que aun siendo más, estamos siendo derrotados por tener menos y peores armas y capitanes.
Ahora que políticos de pueblo con rodilleras se atreven a tratar de prohibir una parte indispensable del patrimonio artístico, cultural e histórico de nuestro país y de sus ciudadanos.
Ahora que se valora más la preocupación por el "bienestar" de los animales que por el de nuestro propio vecino de escalera.
Ahora que cualquier aficionado o aficionadillo con estómago agradecido y poca dignidad se hace llamar crítico o fotógrafo taurino mientras son "contratados" por diversos medios especializados.
Ahora que en la prensa ya no manda la verdad sino los intereses de los patrocinadores.
Ahora que es más fácil criticar a la autoridad de una plaza que la mala colocación de una estocada.
Ahora que se impone que el triunfalismo debe de estar por encima de la objetividad y de la propia realidad.


Quizá ahora sean tiempos difíciles para entender esto de la tauromaquia, y fáciles para replantearse el porqué de esta afición.

Pero ahora, justo ahora, llegan toreros "modestos" como Paco Ureña, Fortes, Rafaelillo o Diego Urdiales para recordarnos que el toreo es pura verdad, dureza, emoción, y una constante lucha por la supervivencia. También nos han recordado que los despojos a modo de trofeo se acaban pudriendo, mientras que las faenas caras y entregadas perduran en la memoria y los corazones durante siglos. Que la verdad, la verdadera verdad -permítanme tanta redundancia- transmite más que el triunfalismo. Que en el toro, la admiración y los contratos se ganan tarde tras tarde. Que habiendo materia prima y actitud inquebrantable, la esperanza de llegar arriba, de ser valorado y requerido por la afición y empresas, nunca puede perderse.

Ahora, finalizada la temporada, es hora de hacer balance, cada uno el suyo.
Yo, como aficionado, me quedo como siempre con lo positivo, y es que pese a tanto pelele vestido de luces, tanta afición incongruente, tanta injusticia en los despachos, tanto infiltrado que avanza más rápido de rodillas que de pie, tanto pirata y tanta miseria, el toreo, el que yo entiendo como tal, está vivo, y mucho.

Fortes contra viento y marea. (Foto: El Mundo)

Paco Ureña roto de emoción durante su magistral tarde en Madrid

Rafaelillo tras una memorable faena a uno de Miura

Diego Urdiales tras cuajar la faena de su vida en Bilbao (Foto: EFE)


Y todo por entender que lo importante es el ahora, y no vivir de las rentas del pasado ni de un futuro asegurado actuando como cromos que se intercambian en los despachos de esos mangantes magnates y dueños de la tauromaquia.

El toreo es el arte más efímero de cuantos existen. El toreo es ahora.

Alberto CH - @alberto_chps

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