Pies clavados en el suelo, riñones metidos, postura erguida,
tez seria, actitud sosegada e inmutable, sin rectificar un solo centímetro. Sin
aspavientos ni desplantes llamativos, dirigiendo a su cuadrilla con una sola
mirada. Sin la necesidad de mancharse las rodillas de arena sino la taleguilla
de sangre del burel para transmitir esos profundos sentimientos que sólo surgen
fruto del verdadero toreo.
¿Qué decir de alguien sobre lo que ya está todo dicho y
escrito? ¿Cómo reflexionar sobre algo que evoca más sensaciones que palabras?
Difícil…
Tuvo que ser un veinte de agosto de hace ya treinta y nueve
años y tres meses cuando vino al mundo un hombre capaz de darle verdadero
sentido y significado a la tan denostada palabra TORERO. Un artista con la
capacidad de conmover en absoluto silencio y en total soledad, aun estando
rodeado de miles de fervientes almas con los cinco sentidos puestos en su
efímera pero eterna obra. Pero él, a lo suyo.
Y lo suyo es TOREAR, lo suyo es afligir, causar tanto miedo
e inquietud en los tendidos como excelsas e inolvidables emociones. Lo suyo es
el triunfo, salir por la gloriosa puerta grande o por la lúgubre cancela de la
enfermería. Y es que lo suyo es la VERDAD, sin medias tintas.
Foto: elcorreo.com |
Dijo don Juan Belmonte que se torea como se es. Aun a riesgo
de ser arrojado a los perros, reconozco que nunca creí en esa frase, pues todos
hemos visto a personas non gratas
convertirse en grandes toreros y a otras maravillosas incapaces de alcanzar las
condiciones necesarias para llegar a ser algo en el mundo del toro. Pienso que el Pasmo de Triana lo dijo como pura y
dura autodescripción (él sí toreó como era: valiente, transgresor y auténtico)
y no generalizando. Pero éste sí hace honor a esa frase. José Tomás Román
Martín, hombre honesto, discreto, sincero y humilde; igual que torea, con la
verdad y el pecho por delante cueste lo que cueste.
¿Realidad o mito?
Yo diría que José Tomás es una realidad, tanto como la exaltación, la conmoción,
la pasión, el dolor y hasta el enfado que en mí ha causado muchas veces. Tanto
como sus litros de sangre derramados en la arena o sus 7 puertas grandes 7 en la primera plaza del mundo.
Una realidad que todos menos él hemos querido convertir en
mito, unos para bien y otros para mal. Pero él, a lo suyo…
Como mito que es, o queremos que sea, crea a su alrededor
todo tipo de rumores, historias y patrañas, la mayoría para alimentar el ego de
escribientes profesionales, aspirantes a profetas que se ven frustrados ante el
silencio y la discreción del Maestro.
Que si estará no sé dónde, que si reaparecerá no sé cuándo, que
si matará tal o cual ganadería… Pero él, a lo suyo…
Hay quien le acusa de vivir de las rentas de su ilustre
pasado, de exigir demasiadas condiciones, de no medirse a toros duros ni al
resto de figuras, de no querer torear en plazas de verdadera relevancia o de
negarse a ser televisado. Algunos dicen que lo hace por miedo a que se pongan
en evidencia su carencia de técnica y sus errores y caerse así ese mito, esa
nube en la que entre todos le hemos subido, pero no olvidemos que él
manufacturó con su inconmensurable talento, con su sudor y con su sangre la
infinita escalera por la que le impulsamos.
También le recriminan las poquísimas corridas que torea en
cada una de las últimas temporadas y todas ellas en esas condiciones tan especiales
y cuidadosamente escogidas por él, queriéndole quitar por ello el título de
figura del toreo.
Otros profesan una religión de la que él mismo es ateo, el tomasismo. Un dogma basado en una fe
ciega que hace invisibles todos los defectos del torero y defendibles todos sus
errores. Quienes tienen estas férreas creencias en su dios siempre van al tendido (o al callejón, dependiendo del caso y
del nivel de amiguismo o de fama de cada cual) con la predisposición de agitar
los pañuelos blancos al viento tras cada faena, sin haberse fijado de forma más
o menos objetiva en lo allí acontecido, tan sólo viendo aquello desde un cirro
de emoción y belleza. Aunque pensándolo bien, en este aspecto no hay demasiada
diferencia con los istas del resto de
toreros.
Tratando de ser objetivo, no cabe duda de que José Tomás ha
marcado una época en el toreo, ha creado afición, ha movido masas (y lo sigue haciendo),
ha sido y es referente de muchos jóvenes aspirantes a vestir ese sagrado y
luminiscente traje que tantas tardes ha honrado al enfundárselo.
A día de hoy es el único capaz de llenar las plazas hasta la
bandera, de crear infinitas colas de aficionados rodeando los cosos para
hacerse con su entrada pasando para ello una noche, o incluso dos, al raso.
Por conseguir, hasta ha conseguido poner el toreo como
noticia de relevancia en los medios generalistas que tanto han denostado
nuestra afición en los últimos tiempos.
Por todos es sabido que es sobrino nieto de Victorino Martín,
el Cateto de Galapagar, ese viejo sabio que creó casi de la nada tan
emblemática ganadería y tan prestigioso hierro.
Pero la afición le viene a José Tomás por parte de su abuelo
Ceferino, al que quizá le debamos el haber coincidido en el tiempo con uno de
los mayores y mejores toreros de la historia.
En México comenzó todo. Allí se fue a hacerse torero,
huyendo del tramposo y nefasto sistema implantado en nuestra piel de toro que
le hacía pagar por torear novilladas. Y fue precisamente en la capital del
reino azteca donde tomó la alternativa en diciembre de 1995, de manos de Jorge
Gutiérrez.
No sé quién tuvo más suerte, si “Mariachi” de Xajay por convertir
en matador de toros a un hombre llamado a la gloria y la eternidad, o “Ingrato”
de Parladé, último toro en ser indultado por el genio de Galapagar en su
gloriosa encerrona en Nimes en la mañana del 16 de septiembre de 2012.
"Ingrato" de Parladé volviendo a chiqueros tras ser indultado por José Tomás. Foto: semana.com |
Todavía hay quien asegura que José Tomás carece de técnica,
y que ésta es la causa de sus numerosas volteretas, cornadas y sustos.
Yo no lo creo. Pienso que una de sus mayores virtudes y una
de las muchas cosas que le hacen único es supeditar la técnica (que por
supuesto la tiene) a la VERDAD, esa que le hace pisar terrenos que sobrepasan los
límites de lo comprometido, lo peligroso y a veces hasta lo cabal.
Hasta los trapazos,
que también los pega (y muchos), cobran sentido y emocionan en esos terrenos
donde el que manda es el toro, en esos terrenos donde se mata o se muere.
Otro de sus sellos de identidad que más valoro es su independencia, esa que le hizo ser pionero en poner en
su sitio a los cuñadísimos regentes de la Real Maestranza de Sevilla, pero en
silencio, sin comunicados ni ruedas de prensa.
Desde febrero de 2013 cuando decidió prescindir de su
autárquico apoderado Salvador Boix, él mismo dirige su carrera con la
inestimable ayuda de su hermano Antonio.
He tenido el privilegio de verle torear esta temporada y
siendo objetivo y justo, he de decir que no es el mismo José Tomás que cortaba
tres o cuatro orejas en Madrid, aunque también debemos entender que los años y
las cornadas lastran cada vez más. Pese a no ser quien fue, es innegable que mantiene esa
esencia y esa autenticidad que siempre fueron su sello.
Quizá siga mermado físicamente, como algunos aseguran, de la
brutal cornada sufrida en Aguascalientes en 2010, quizá esté falto de
motivación, quizá ahora tenga otras prioridades en la vida por encima del
toreo, o quizá sea un cúmulo de todo ello.
Maestro, toree donde y cuando usted quiera, se ha ganado con
creces el privilegio de poder elegir o, mejor dicho, exigir cómo llevar su carrera.
Seguirá llenando plazas y formando interminables colas. Seguirá creando
afición, ilusión y economía en las ciudades. Seguirá teniendo tanta repercusión y poniendo al toreo en la palestra de esta moderna y superficial sociedad.
Maestro, toree donde y cuando usted quiera, pero toree.
Larga cordobesa ejecutada en Granada (2014) |
No se me ocurre mejor forma de acabar esta entrada que con unos versos de mi admirado Manolo Chinato, poeta de la calle y poeta del campo, salmantino
de nacimiento y extremeño de corazón, quien sin saberlo escribió sobre la figura del toreo más importante de los últimos veinte años:
Y verás sin duda el
resurgir poderoso del guerrero
sin miedo a leyes ni a
nostalgias
y lo verás caer una y
mil veces y levantarse de nuevo,
con la pura bandera de
su raza.
Alberto CH - @alberto_chps
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